¿En vaso o copa?
Cuando pensamos en tomar cualquier bebida no le dedicamos demasiado tiempo a pensar en el tipo de recipiente que usaremos, casi por norma sabemos en que servir cada bebida: una taza para el café, un caballito para el tequila o mezcal, un tarro para la cerveza, una copa para el vino…pero hay ocasiones en las que ya sea por comodidad o por la ausencia de copas, optamos por usar algo diferente, ¿pero existe realmente una diferencia al degustar un vino en copa?
Al parecer, existen varias razones por las que es mejor usar una copa, la primera reside en la base de la copa, ya que permite sujetarla sin calentar el vino y esto evita que se oxide.
También la forma curva y abombada de la copa permite que los aromas se liberen poco a poco y que se concentren cuando llegan a la nariz, a diferencia de la rectitud de los vasos que dejan escapar los aromas.
Y finalmente se recomienda que la copa sea de cristal ya que al tener bordes más finos interfiere menos con el sabor, sin embargo, no son tan prácticas debido a su fragilidad, por lo que pueden usarse en ocasiones específicas o cuando se van a catar vinos especiales.
Si a pesar de todo, queremos o tenemos que tomar vino en un vaso, lo ideal es buscar un vaso que imite lo mejor posible a una copa: cuidar el grosor, recurrir a vasos ligeramente curvados y evitar sostenerlo con las manos por mucho tiempo.